Propósito

Lo que siempre me ha conmovido es la posibilidad que tenemos de elegir cuál será el siguiente paso. Es la comprensión de que la vida es exactamente esta caminata. Esa construcción única que cada uno va haciendo.

Vivimos tiempos de transición: la experiencia de la pandemia, que ha dado un nuevo sentido a lo que es estar vivo. La aceleración tecnológica que trajo otros parámetros de ser y relacionarse con el mundo. Hiperconectados, navegamos entre lo presencial y lo virtual. El choque polarizado entre mundos: conservadores y progresistas, generando una guerra de costumbres y valores.

Ante este flujo y reflujo de alcances e instancias, espacios y territorios, colores y matices, es muy probable que pueda generar una desconexión con nosotros mismos. Y empezamos a preguntarnos ¿qué es lo que realmente nos importa y nos define, dónde está nuestra esencia, qué nos hace felices?

Y es precisamente en este contexto tan desafiante que me mueve la posibilidad de diseñar brújulas que nos lleven hacia adentro de nosotros mismos. Y así emprender el camino más auténtico, ligero y profundo. Esta reflexión se ha hecho necesaria en todos los ámbitos de nuestra vida. He tenido el privilegio de escuchar a individuos y organizaciones en esta fase de renacimiento. Volver a aprender a conversar y construir espacios de seguridad psicológica, que permitan aportar e innovar. Habilidades de aprendizaje como la flexibilidad, la apertura a lo desconocido, la posibilidad de cometer errores, la empatía, la compasión y el autocuidado.

Estamos ante la oportunidad de repensar la vida que queremos vivir. Reconectarnos con nosotros mismos y con los demás y poder cuidar los afectos, la familia, la salud, las relaciones profesionales, es decir, nuestra relación con el mundo. Así, la rueda se cierra, cuidando el todo y cada una de las partes. Construir juntos un nuevo mundo con nuevas posibilidades. Mirar el significado y diseñar un nuevo andar y nuevas formas de andar.